Hace unos día mientras escribía una entrada me di cuenta que sentía una extraña pesadez. Releí un par de entradas viejas y me di cuenta que algo andaba mal. Las sentí tiesas, acartonadas. Medité un poco al respecto, no entedía por qué si siempre me ha divertido tanto escribir jocosamente en todas partes; desde cuando chateo hasta en mis estados de Facebook, aquí en el blog no sentía ese mismo gozo de escribir como escribo.
Ya lo descubrí. En el tiempo que este blog lleva con vida, he hecho varios cibercolegas blogueros cinéfilos, de diferentes latitudes. En realidad ninguno mexicano, como yo. Oh, descubrimiento, me acabo de dar cuenta que debido a mi empatía con ellos, casi subconscientemente, comencé a escribir con un español más neutral, libre de jerga, para que sea del entendimiento de los blogueros tanto argentinos como españoles.
A la chingada con eso, ya no más, desde ahora apagaré ese interruptor de empatía internacional y dire todas las mamadas que quiera, aunque eso implique que sólo unos pocos lo entiendan y que a muchos menos les parezca simpático.
Con esto, espero, más que cualquier otra cosa, seguir disfrutando de la bloguerosidad. Escribir con más ganas, y por ende, escribir más.
Eso es todo, ahí nos leemos en las siguientes entradas.